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AMAZONIA: EL PULMÓN DEL MUNDO

          Es al mismo tiempo, un placer y un honor, compartir con todos los colegas del Centro de Estudios de Adultos Rodríguez Pintor, los acontecimientos que marcaron los primeros años de mi actividad pastoral en el siempre deslumbrante y atractivo Brasil. Año 1970. Año importante para mi: Fin de Carrera, Ordenación Sacerdotal y llegada a mi primer destino: Isla de Marajó, en la desembocadura del río Amazonas, Prelazia de Marajó: Sueño hecho realidad.

Una Foto: descendiendo del avión a media noche, de la pista de aterrizaje sube un calor axfisiante, llegamos a Belém do Pará, capital del Estado de Pará, con millón y medio de habitantes. Todavía faltan seis horas de barco para llegar al destino final: Soure, capital de la Isla de Marajó en plena selva amazónica, precisamente en la desembocadura del río Amazonas.                                      

En la selva amazónica, de vital importancia para el planeta, se desencadenó una profunda crisis por causa de una prolongada intervención humana donde predomina una «cultura del descarte» y una mentalidad extractivista. La Amazonia es una región con una rica biodiversidad, es multi-étnica, pluri-cultural y pluri-religiosa, un espejo de toda la humanidad.

La cuenca amazónica supone para nuestro planeta una de las mayores reservas de biodiversidad (30 a 50% de la flora y fauna del mundo), de agua dulce (20% de agua dulce no congelada de todo el planeta), posee más de un tercio de los bosques primarios del planeta y, aunque los océanos son los mayores captadores de carbono, no por ello la labor de captura de carbono de la Amazonia deja de ser significativa. Son más de siete millones y medio de kilómetros cuadrados, con nueve países que se la comparten.

En este contexto, es el agua, a través de sus quebradas, ríos y lagos, la que se convierte en el elemento articulador e integrador, teniendo como eje principal al Amazonas, el río madre y padre de todos.

          Nueva vida totalmente distinta: lengua, costumbres, clima etc. etc. La temperatura entre los 25 y  35 grados. La isla fluvial de unos 52.000 km2.  tiene forma de un  enorme plato, con dos estaciones climáticas bien definidas: época de lluvias -invierno- y época de sequía -verano-, pues se encuentra a la altura del ecuador.

El río Amazonas, en sus últimos 100 km., está sometido al influjo de las mareas; es decir, seis horas corre en una dirección y otras seis en dirección contraria. Con todo lo que eso supone a la hora de viajar en frágiles canoas, movidas a remo para aprovechar la fuerza del agua del río. 

Seis meses, en la época de lluvias, el agua es dulce y otros seis meses, época de sequía,  es salada… y así este pequeño detalle condiciona la actividad y la vida de la mayor parte de los habitantes que es la pesca, principal medio de subsistencia, pues los peces de agua dulce son distintos de los de agua salada. Otro tanto se puede decir de las vías de comunicación entre los distintos núcleos habitacionales, pues el hecho de que la isla tenga forma de plato y que las estaciones del año sean dos, época de lluvias y época de sequía, hace que el medio de transporte sea distinto, canoa y bicicleta para pasar por el mismo lugar según sea “invierno”, lluvia o verano, sequía… Por eso el río Amazonas es el río madre y padre de todos, pues de él depende la vida y obras de todos los habitantes de la Amazonia: trabajo, alimento, viajes etc.

Llegué a Soure, Capital Marajó, el 19 de diciembre de 1970, después de seis horas de viaje en el navíoPresidente Vargas. Naturalmente que para un extranjero, llegado de España, acostumbrado a horarios de clases, prisas, reuniones, compromisos etc. Es como comenzar de cero… a partir de lo fundamental: aprender una lengua nueva, portugués, para poder comunicarse y ser útil a la hora de arrimar el hombro para los diversos trabajos pastorales. Adaptarse a las nuevas costumbres, horarios etc. y a tener mucha paciencia y una buena dosis de humildad para aceptar las propias limitaciones ante la nueva realidad… y dispuesto a aceptar todos los consejos y orientaciones para comenzar                                

¿Cuál es la misión particular de la Iglesia hoy ante esta realidad? El trabajo de la Iglesia Católica en la Amazonia, durante muchos siglos, se ha orientado a dar respuesta a dichos variados contextos humanos y ambientales.

La Iglesia está llamada a acompañar y a compartir el dolor del pueblo amazónico, y a colaborar con la sanación de sus heridas, poniendo en práctica su identidad de Iglesia samaritana, según la expresión de los Obispos Latinoamericanos.

A los tres meses de llegar, en marzo de 1971, ya había concluido el periodo de adaptación y aprendizaje. Entendía lo que me decían y me hacía entender con mi “portuñol” (mezcla de portugués y español). Me fuí de Motril, donde había pasado el verano dando clase a los suspendidos de aquel año, experiencia no muy ilusionante  para un joven, y “si no querías taza... toma tazón”: La primera experiencia  fue exactamente dar clase de matemáticas en el Colégio Estadual Dom Alonso, pues el profesor anterior había sido transferido para la capital del Estado y así no podía comenzar el curso… Al final acabé dando cinco clases diarias de matemáticas en un colegio público. Allí estuve diez años.

De repente, comenzaron a salirme unos diviesos cada quince días puntualmente y solamente en la parte izquierda del cuerpo. Era un sufrimiento enorme, sobre todo en los primeros día del proceso… Ahí comenzó mi calvario por todos los hospitales médicos de  Belém. Tuve que hacer todo tipo de análisis y demás pruebas y al final me diagnosticaron que el sistema inmunológico había desaparecido. Después de casi un doloroso año, vine para España en junio de 1979 y en el Hospital de Pamplona me curaron mediante una autovacuna.

Fue una experiencia magnífica en todos los aspectos y mi mayor satisfacción me la dieron varios jóvenes que siguieron mi ejemplo, y hoy en día son sacerdotes agustinos recoletos y hermanos míos en diversas comunidades, dando continuidad al trabajo que comenzamos en la desembocadura del río Amazonas en la Isla de Marajó.

Francisco Javier Echarri Zudaire

CUENTO: La Serpiente Caliente :

Erase que se era un pestiño en una estera, los pestiños son de Velez de Benaudalla y las esteras se hacen con esparto que una planta que nace en el monte se seca y se hacen trenzas, se juntan y se hacen tiras, después se cosen las tiras y sale la estera , que como una tira  grande que se pone en la puertas de los pueblos de la Alpujarra para quitar el sol.

    Ahora de verdad viene el cuento se trata de una serpiente con apellido de caliente que se metió en un pozo muy hondo, ( la serpiente caliente es un cordón de zapato y el pozo muy hondo es un zapato) , todos los niños y niñas deben de llamar muy fuerte a la SERPIENTE CALIENTE, MAS FUERTE TODAVIA, MAS FUERTE , después mas suave y entonces la serpiente caliente va saliendo del pozo poco a poco, mientras los niños la siguen llamando suave, hasta salir del pozo hondo y dar besos a todos los niños y niñas. Todos se ponen muy contentos . El objetivo principal es que los niños hablen suave en vez de a voces y fuerte.

  Otra posibilidad es metes en las mochilas de algunos/as pañuelos de colores distintos, en 4 0 5 niños  y cuando acaba en cuento se les dice que es mágico y se sorprenden de ver los pañuelos en sus mochilas.

Manuel Gil Muñoz

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